Relación con John Watson

Conforme pasa el tiempo, Sherlock se da cuenta de que necesita a John tanto como este le necesita a él. 

Sherlock le proporcionó a John acción, aventuras, algo que extrañamente añoraba de su tiempo en el frente pero que no le dejaba dormir por las noches del miedo. Ese terror le hizo ver cuando Sherlock se fue que ya no lo quería, no lo necesitaba. Lo despreciaba, porque le había quitado lo que más quería. Por eso al retorno de Sherlock, su principal y más importante misión es protegerlo para no vuelva a irse de su lado y no lo deje solo otra vez.

Por su parte, Sherlock nota que John es la única eprsona que hace que afloren sus sentimientos, que tenga emociones. Lo ve tanto como algo bueno como malo: bueno porque le gusta que haya sido John quien lo consiga, haciéndole ser mejor persona, y malo porque a su vez los sentimientos son una debilidad y puede ponerlos a ambos en peligro. Su misión también será proteger a John a la vez que intenta buscar una solución a su relación para que puedan estar juntos sin exponerse demasiado.

En definitiva, ambos intentan ponerse a salvo mutuamente, lo que da lugar a un choque de sentimientos, porque Sherlock no cree que necesite protección por parte de John y viceversa. A pesar de ello, Sherlock va desarrollando unos sentimientos más fuertes hacia John cuando consigue abrirse y no reprimirse, no ocultar lo que siente desde hace tiempo.

Curiosidades sobre su relación:

  • John le esconde los cigarrillos a Sherlock, quien se pone fervientemente a buscarlos pero nunca logra encontrarlos. Como venganza, se pone delante de él y le obliga a mirar cómo se coloca tres o cuatro parches de nicotina, con una mirada desafiante. John termina por acercarse y quitárselos, pero no le da tampoco los cigarrillos.
  • Suelen discutir por quién va a comprar leche. Muchas veces va John, pero cuando este se enfada de verdad o tienen una fuerte discusión, John se despierta al día siguiente viendo unos cuantos bricks de leche que Sherlock fue a comprar después de la pelea.
  • Sherlock toca el violín para quitarse de encima el aburrimiento por el trabajo o para pensar, pero cuando ve a John trabajando en la mesa del salón, se pasea de un lado a otro mientras toca, algo que frustra a John y no le deja concentrarse.
  • Aunque la parte de discutir con Sherlock no le gusta nada, a John muchas veces le resulta adorable cuando el detective se enfurruña y se tumba echo un ovillo en el sofá, tapándose con la bata.
  • La herida de guerra de John sólo le molesta cuando se estresa o cuando está nervioso por si Sherlock está en peligro o le nota algo raro.
  • John es la única persona que se percata y adora los pequeños gestos faciales que hace Sherlock, como cuando no capta del todo algo o quiere preguntar alguna cosa sin usar palabras, entrecierra de manera apenas perceptible un poco el ojo izquierdo.
  • John no faltó ningún día a visitar la tumba de Sherlock, y a veces sentía que alguien le observaba, pero hacía caso omiso. Unas dos semanas antes de dar la cara ante John, Sherlock le observaba de lejos cada día en su visita al cementerio, así que en cierta medida sí estaba siendo observado.
  • La paciencia de John merma con los años cuando habla con Sherlock, pero al ver que poco a poco el detective muestra indicios de sentimientos o emociones, vuelve a ser paciente, y se sorprende y emociona cuando Sherlock le da muestras de esos sentimientos.
  • Aunque no comparte la misma pasión que Sherlock con la música, intenta mostrar interés por el mero hecho de estar a su lado, y poco a poco se acostumbra y le va gustando.
  • A Sherlock le hace gracia que John escriba tan lento en el ordenador, y a veces se sienta muy cerca de él a verle con detenimiento cómo lo hace.
  • John es muy celoso. No le gusta que nadie que no sea él se acerque demasiado a Sherlock. Menos le gusta que le miren mal, digan algo malo de él o le llamen raro, como Donovan. Cuando esto pasa saldría de casi todos los sitios a los que va con Sherlock con los nudillos enrojecidos por haber agredido a alguien, pero se limita a  mascullar alguna maldición. Le gustaría que los demás vieran a Sherlock como él lo ve y lo respetaran, y le revuelve las tripas el que la gente sea incapaz de hacerlo o que ni se esfuercen en intentarlo por guiarse por la primera impresión.
  • Sherlock es muy sobre protector cuando está establecida la relación. John tiene que ser delicado cuando se refiera a ellos en público y si puede evitarlo va con él a todos los sitios que pueda. No tolera que nadie hable de malas formas a John, y no tiene ningún reparto en decirle cuatro cosas a quien se atreva a hacerlo.
  • Cuando empiezan a dormir juntos no se abrazan. Sólo están tumbados el uno enfrente del otro. Poco a poco se van acercando, hasta que Sherlock se arrima a John y duerme con la barbilla apoyada levemente en su cabeza.
  • John siente una fascinación por el pelo de Sherlock, gustándole el acariciárselo suavemente cuando están en la cama o despertarle por las mañana acariciando sus rizos y apartándoselos de la frente. Más de una vez le comenta a Sherlock detalles físicos que le gustan de él, como sus manos o su cuello, pero Sherlock siempre mira a otro lado sonrojado y le dice que no le diga esas cosas porque se siente raro y no sabe qué decir.

(John H. Watson y Sherlock Holmes)